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Una Coca Cola sin gas, sexo sin orgasmo, Spielberg sin John Williams...no mola demasiado todo eso verdad, respeto a los que piensen lo contrario, pero a mí no me molaría mucho. Ahora piensen en un género en concreto: el slasher por ejemplo y, en la necesidad de sangre en él, bien es cierto que hay grandísimos slashers sin sangre que se sostienen a base de un buen guión, unas buenas interpretaciones con buenos diálogos, unas grandísimas set-pieces, o unos twist argumentales que sorprenden, pero, y también es cierto, que hay slashers que necesitan del sirope de maíz con tinte rojo, y mucho, muchísimo, muchimuchísimo. Ese es el caso de Una noche para morir, un invento que ha funcionado a las mil maravillas sin nada de lo nombrado anteriormente y sin sangre ¿Que por qué? Sencillo: Una noche para morir o Prom Night, que es como se le llamo en U.S.A, es el primer slasher PG 13 y por lo tanto fue pasto abonado para aquellos que de verdad llenan salas: los menores de 13 acompañados; por lo tanto mejor será que no nos liemos con el guión y la sangre que así no liaremos o pervertiremos a los chavales ¿Es un buen invento? Viendo su recaudación en el país del dolar: 43 millones, habiendo costado 18, con publicidad, y eso sin contar el extranjero, evidentemente ¿Pero es bueno para el género? Yo al menos pienso que ni se coña, porque pasar del Gorno: un terror con sólo sangre y sin luces en todo lo ancho de la palabra, al Slasher PG 13: un terror sin luces en todo lo ancho de la palabra...es como si el género se metiera en agua fría después de comer: un corte de digestión seguro.
domingo, julio 13, 2008
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